viernes, febrero 08, 2008

FACTORES DEL MALESTAR URBANO

VI. Factores del Malestar Urbano

1. Introducción
“La fragilidad de lo inmutable se hace evidente. La atmósfera del planeta se muestra incapaz de digerir la entropía generada”.
[1]
La liquidación del estado de bienestar, la falacia del “derrame del progreso”, la concentración del poder económico en corporaciones internacionales, quitan lugar y desdibujan la existencia de grandes contingentes humanos.
El ciudadano, el habitante, está desprotegido, impotente frente a la imposición de poderes inubicables. La ciudad, lugar del encuentro se privatiza y se articula en canales de paso rápido, el espacio intersticial es terreno de especulación, el vehículo privado intenta dar la protección que la sociedad no da.
La globalización coloniza las culturas locales y polariza, aumentando exponencialmente las diferencias entre sus miembros. Son mutantes hoy los sistemas políticos que puedan cobijar alguna organización sin oponerse al “furor del lucro”.
Esa crisis ha trocado el bienestar en malestar urbano. “Las grandes ciudades están afectadas por un proceso de descomposición...” El malestar urbano ataca con más dureza a las poblaciones periféricas, a los estrados sociales más débiles. La reacción se exterioriza en altos índices delictivos, en incremento de la violencia y se cristaliza en altos índices de inseguridad. El miedo en la ciudad ataca por todos lados. “El malestar urbano no pude resolverse con prótesis de diseño, con fórmulas jurídico –normativas, con emplastos arquitectónicos o con recetas socio – económicas”.
Frente a la exclusión del ciudadano conciente, la recomposición se opera con participación en la solución cotidiana de problemas concretos que enlacen diálogos y tareas a corto plazo, incorporando voces hasta hoy interdictas, voces que atemperen el suicida desbocamiento del crecimiento ilimitado, que ponga en cuestión la maximización de los beneficios empresariales.
[2]
El despojo del ámbito de intimidad, invadido por los excesos del contexto físico y social y las urgencias, la presión para decidir en tiempos cada vez más cortos, bloquea la reflexión.
“El futuro se convierte en un objeto de temor más que de deseo”.
[3]
“Nuestro futuro es la catástrofe y la catástrofe carece de sentido ético; es simplemente la muestra de la insensatez humana: el destino del aprendiz de brujo que se vio desbordado por sus manipulaciones” Masificación y despersonalización, donde el vínculo entre el ciudadano y su ciudad está roto.[4]

2. Indicadores del malestar urbano
Se considera malestar urbano al conjunto de sensaciones, valorizables, resultantes de agravios producidos en los espacios públicos,
[5] por agentes contaminantes varios; falencias, incomodidades o carencias recibidas en una unidad de tiempo o de distancia recorrida en un espacio determinado.
Se aplican a estos indicadores compuestos, los factores imperantes en el medio a evaluar en cada caso.
Sobre planillas elaboradas para la medición de un área definida, se consigna los valores de los impactos: alto, medio o bajo, para cada indicador. Con esos datos se elaboran los mapeos de malestar urbano que permite superponerlos con factores relevados por otras fuentes, que también se localizan en el área, posibilitando las intervenciones transversales necesarias para equilibrar las situaciones.
El espectro de factores a tener en cuenta es tan amplio como los conflictos y se ajusta a la escala del malestar: hacinamiento, congestión, obstrucciones a la circulación ya sea por servidumbres, obras, o kioscos varios, humos de instalaciones en mal estado o vehículos, estacionamientos, descargas, etc.

3. Estándares mínimos
La prestación de servicios o la fijación de normas mínimas de habitabilidad, como así también las capacidades de ocupación del suelo, o las distancias aceptables a los distintos equipamientos, son indicadores con ciertos grados de variación, que se estudian y dimensionan de acuerdo a los usos y costumbres locales. Se requieren estudios actualizados y ajustes para cada caso. La elaboración de indicadores está a cargo de equipos especializados.
[6]
Los estándares de equipamiento urbano son indispensables para la construcción de ciudades nuevas, o para las extensiones urbanas cuyo suelo es recalificado, de rural a urbanizable, o cuando se modifican las densidades por hectárea en las áreas consolidadas sujetas a renovación. Se los usa como testigos para evaluar situaciones en deterioro.
De la misma manera en que se evalúan las dimensiones óptimas para el desarrollo de las especies autóctonas en sus habitats naturales; así se tipifican los emplazamientos de los equipamientos urbanos, que para asegurar la calidad de vida de los ciudadanos han de cumplir con ciertos parámetros de accesibilidad y de capacidad.
La provisión de equipamientos está condicionada por el umbral mínimo de población que justifique su aplicación desde dos aspectos: el funcional y el económico. En el ejemplo que describo, se han tomado 500 familias como umbral mínimo y 10.000 como máximo, ya que al aumentar la complejidad de esos núcleos, deben usarse otros factores de evaluación que implican también conexiones regionales más complejas.
Para la determinación de los metros cuadrados necesarios para comercio básico, se proponen 0,15 m2 por habitante, lo que daría para 500 familias / 2.000 habitantes, 300 m2 cubiertos y 600 m2 totales. Así mismo se fija un radio de influencia de 500 metros.
Para comercio complementario, el umbral es de 1.000 familias, su radio de acción cubre un territorio de 200 Has a distancias recorribles menores de 1.000 metros y se asignan 0,17 m2 por habitante, lo que llevaría a prever 680 m2 específico y 1.360 m2 totales.
En el caso de la educación se toman los tres segmentos principales. El preescolar al que concurre el 2 % de la población, requiere 1 m2 cubierto y más 6 m2 libres por alumno; con una capacidad máxima por aula de 25 alumnos, cubriendo un área de influencia de 50 Has. y con distancias menores de 500 metros y la edificación será sólo en PB.
Para la escuela primaria, a la que concurre el 14 % de la población, los valores son 6 m2 cubiertos y 9 m2 libres por alumno, las aulas de 30 alumnos, la distancia máxima 500 metros, y la edificación puede desarrollarse en PB y un piso alto.
Para la escuela secundaria a la que concurre el 5 % de la población, los m2 previstos serán 8 y 10 respectivamente el radio entre 1.000 y 2.000 metros, con 35 alumnos por aula , en edificios de PB, 1º y 2º piso.
Para tipificar vivienda se considera la ocupación por personas en cada habitación, más de 2 se califica de deficiente. También se considera la instalación sanitaria, baño completo, retrete, con o sin descarga de agua. La existencia de heladera, cocina, calefactor y/o ventilador.

Algunos índices de integración social consideran las siguientes cuestiones.
· Subempleo indigente / desempleo total
· Problema de autonomía económica, gasta más de lo que ingresa.
· Índice de malestar psicológico / evalúa riesgos de desordenes.
· Indicador de tiempo libre, si dispone y cómo lo usa.
· Indicador de sentido de la felicidad.
·
Indicadores de calidad de vida como objeto de representación social pueden ser:
1. Bienestar general, trabajo, educación, sanidad, vivienda y equipamiento.
2. Calidad del medio, ruido, aire puro, luz
3. Relaciones familiares, interpersonales, ocio, tiempo libre.
4. Orden Político: participación social, seguridad tanto personal como jurídica.

Para espacios libres y recreación, se toman, en este ejemplo, una escala de 5 categorías. Para la escala residencial en un radio de 300 metros, 0,5 m2 por habitante. En la escala vecinal, en un radio de 500 metros, 1 m2 por habitante. El parque urbano, para ciudades o aglomeraciones de más de 20.000 habitantes, 2,5 m2. El centro deportivo para más de 500 familias, en un radio de captación de de 1.000 a 2.000 metros recorribles en 20 o 30 minutos debe prever 4 m2 por habitante. y el sistema peatonal, que debe incorporar forestación, debe contemplar los caudales de circulación en cada caso, siendo común veredas de 1 metro para barrios y de 2 a 3 metros para las áreas comerciales.
[7]

4. Asentamientos espontáneos : a) las villas
Aquello que en los años 1945 / 55 comenzó siendo una situación provisoria, hoy es crónica y global. Buenos Aires comparte esta modalidad de asentamiento con varias ciudades latinoamericanas y del mundo.
Al principio, los asentamientos se configuraron como guetos, se los amuralló, alentando “a adoptar estrategias de vida divergentes” que han autoalimentado circuitos de involución social.
[8] Se ha producido la modernización de la miseria, el ascenso de un nuevo régimen de desigualdad y marginalidad urbana.
El pasaje del barrio obrero a las villas es contemporáneo a los procesos de desindustrialización, flexibilización y degradación de los vínculos laborales, con la consecuente exclusión social.
Una fracción significativa de la clase obrera se ha convertido en superflua y constituye una “población excedente absoluta”, que probablemente nunca vuelva a encontrar trabajo. Los más damnificados por la expansión del trabajo temporario...la erosión de la protección sindical...el resurgimiento de talleres negreros, trabajo a destajo y salarios de hambre, sin cobertura, se localizan en los espacios de la moderna miseria, donde se convierten en la esencia de una cuestión política.
Los procesos de concentración de la riqueza, sin distribución
[9], generan lugares de concentración de la pobreza y desproporción en relación directa.
La ciudad cuenta con 13 villas consolidadas, más 24 asentamientos nuevos carentes de los mínimos servicios y equipamientos; 600.000 habitantes viviendo en precariedad, de los cuales 200.000 se ubican en edificios tomados, ya sean viviendas o locales industriales, a los que cabe agregar los que están en situación de calle, compuestos por poblaciones de todas las edades.
La cronificación del proceso, va agregando ingredientes que perfilan guetos culturales y de poder, donde los controles que nunca se ejercieron, ya hoy no pueden accionar. Estos organismos urbanos tienen su propia lógica y sus organizaciones de poder como lo han demostrado en Brasil. Reina la precariedad impuesta por enormes poderes inapelables; sobras, todos ellos a su vez, del progreso económico de otros.
Integrar a más del 42% de habitantes excluidos de todo el país al lugar en la sociedad a la que pertenecen, implica organizar las redes de un Estado hoy distraído, incapaz de cumplir con su obligación de gobernar.
La resolución de los conflictos, actualmente, está cada vez más distante de los núcleos que los producen, debido no sólo a su complejidad, sino a los lazos de complicidades de los sistemas de poderes paralelos vigentes.
El mundo se está llenando de personas desplazadas, “En la moderna biopolítica, soberano es aquel que decide qué valor o no tiene la vida en sí”.
[10]
“La atrofia del Estado Social y la hipertrofia del Estado Penal; son en efecto dos transformaciones correlativas y complementarias que comparten el establecimiento de un nuevo gobierno de la miseria”. “Debe destacarse que esos barrios de relegación son criaturas de la políticas estatales en materia de vivienda, urbanismo y planificación regional – su surgimiento, consolidación y dispersión final son en esencia una cuestión política”. [11]
En el análisis y en la evaluación de estas realidades, se encuentran claramente los procesos que deben iniciarse para recomponer climas de dignidad. La premisa fundamental es dar lugar saludable para el desarrollo de la vida de la especie humana, todo lo demás es subalterno.
Las villas son ejemplos de “la permanencia de la transitoriedad. La durabilidad de lo efímero”.
[12]
La cárcel es lo opuesto al remedio.
Toda violencia se paga.
“El abandono del semejante es siempre muerte de una parte de uno mismo”.
[13]

b). Otros asentamientos del exilio socio – económico: los barrios cerrados
“Los regímenes de marginalidad urbana son bestias complejas y caprichosas; están compuestos por conjuntos imperfectamente articulados de mecanismos institucionales vinculantes de la economía, el estado, el lugar y la sociedad que no evolucionan al unísono”.
[14]
Patologías inversas, que en la ciudad se expresan en conjuntos enrejados y ajardinados y protegidos con custodias permanentes. Guetos de la anticiudad, el otro perfil de la excepción.
Countries en el área metropolitana que han proliferado en las periferias de las grandes ciudades del interior, creando otros mundos, con reglas de juego impuestas desde sus respectivos contratos de pertenencia.
Rutas, servicios, educación en todos los niveles, incluyendo hasta universidades.
“Las puertas, más que barreras físicas son un acto político. Las comunidades cerradas son una clara manifestación de la creciente separación entre lo debido y lo indebido, un triste ejemplo del triunfo del tribalismo sobre la democracia”.
[15]


[1] “El Futuro de la Ciudad entre la Miseria y la Utopía”; coordinador Luis Miquel: editó Fundación de Investigaciones Marxistas; Madrid, 1995
[2] Los conceptos de las notas que anteceden pertenecen al libro citado en la nota 1
[3] “El malestar urbano”; Ramón Ramos Torre; Talasa Ediciones; Madrid 1998
[4] “Urbanismo y Planeamiento”; Miguel Angel Vigliocco; Civilidad; 1988
[5] ver “Espacio público: claves para una gestión eficiente; Federico Caeiro y otros
[6] integrados por sociólogos, estadígrafos, psicólogos, etc. según el tema, trabajando con datos actualizados.
[7] Los valores de estos índices son equiparables a los valores de concentración de gases tóxicos en el aire, ya que son factores directamente vinculados con el comportamiento social y la prosperidad de la comunidad.
[8] Parias Urbanos;
[9] la relación de la desigualdad es de 38 a 1
[10] Giorgio Agamben,; Medios sin Fin; Ed. Graphis 3, S.A.; Valencia; 2001
[11] Loïc Wacquant; Parias Urbanos; Ediciones Manantial SRL; Bs.As.; 2001
[12] Zygmunt Bauman; Amor Líquido; Fondo de Cultura Económica de Argentina; Bs.As.;2005
[13] Silvia Bleighmar; No me hubiera gustado...;Ed. Taurus; Bs.As.; 2006
[14] idem 11
[15] Patricia Rojas; Mundo Privado; Planeta/Seix Barral, 2007

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